jueves, 2 de febrero de 2012

THE ARTIST.

Pues sí, coincido con la mayor parte de la crítica y entiendo la buena acogida que ha tenido entre el público, “The Artist” es una maravilla. Y aunque sea con retraso (ya lleva semanas en las carteleras) les comento lo que me ha parecido la película revelación del pasado año.
                                                   
Como todos ustedes ya sabrán, este filme mudo y en blanco y negro, propuesta  extrema ya bien entrados en el siglo XXI, nos cuenta la historia de George Valentin, una de las estrellas más brillantes del cine silente que, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos, esto es, la llegada del cine sonoro, cae en la más absoluta de las desgracias. Pierde su carrera, su arte, y gracias al Crack del veintinueve, casi todas sus posesiones. La carrera al estrellato de una joven, casi apadrinada por él, será su contrapartida.
La película, aunque hablaba de propuesta extrema, es altamente comercial, sin que esto suene a desprecio, por supuesto. Tanto formalmente como argumentalmente no esperemos la poética y profundidad de los Stroheim, Murnau, Griffith y demás genios del mudo que hicieron del cine un arte (de ser así dudo que cualquier proyecto actual se pudiera llevar a cabo), sino más bien un estilo sencillo (no simple) y eficaz en lo cómico que se adapta perfectamente a lo que es la historia, un melodrama.
  Sí que destacaría la sutileza con la que su director, Michel Hazanavicius, hace pasar a sus actores de la exageración, de la pantomima, a una actuación más contenida e interior a medida que presenciamos el declinar y tormento del artista; o brillantes ideas, como la pesadilla en la que Valentin “descubre” el sonido (parece una escena de dibujos animados clásicos).
 Es también importante señalar la vigencia de la historia si a lo social nos referimos. Una gravísima crisis, el olvido de lo viejo ante lo nuevo, la prejubilación forzosa, la pérdida total de autoestima ante el despido; en fin, el sufrimiento de no ser valorado. Ahí es donde “The Artist” se convierte en una gran película, al hablar del presente contándonos el pasado, en el perfecto equilibrio de hacernos reír al tiempo que nos emocionamos ante la crudeza de lo contado.
                               
                      
Un apunte final, me encanta lo bien que el cine trata al cine. No les destripo el final, pero ya verán que gran sonrisa se les queda en la boca, sobre todo, si les gusta Gene Kelly.

Paco (Cinema paradiso).

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